miércoles, 29 de agosto de 2012


La guerra que no vemos…
Por: Leidequer Duben.

En términos clásicos la guerra es la confrontación armada entre dos o más países, enfrentamiento que se utiliza para disipar diferencias o alcanzar objetivos de interés para una de las parte. En términos mediáticos la esencia es la misma, las armas son las cámaras, esa mal llamada caja de ilusiones (Televisión) bombardeada por un sinfín de medidas y contramedidas orquestadas minuciosamente para mantener el brillo y el contraste de las agendas de los medios, los periodistas son soldados quienes sin refutar en el mayor de los casos son teledirigidos para ser piezas claves en la faena comunicacional donde los verdaderos protagonistas y victimas somos nosotros, los usuarios.
         La guerra de 4ta generación ha sido un tema camuflado por las grandes transnacionales de la comunicación, un iceberg netamente dirigido a la confusión social que, ha logrado colarse sin ser avistado por aquellos quienes son víctimas y lo desconocen. Un indicativo palpable de ello han sido las incontenibles batallas mediáticas que se han dado en Venezuela, esto demuestra un interés infalible por la parte interesada de promover una anarquía comunicacional que permita desestabilizar masiva e insosteniblemente a la comunidad que es más vulnerable, en este caso se ha venido tratando el tema de la guerra de 4ta generación, profundizando el mismo como una necesidad donde expertos han desglosado una serie de métodos que van más allá de los cuatro periodos que componen a la guerra de 4ta generación, que van más allá de una ficción expresada en películas, que van más allá de cualquier síntoma de paranoia en un tema del que no cabe duda de su magnificada estrategia por controlar y neutralizar más que un poderío bélico las ideas que son vistas como adversarias, generando a su vez una serie de elementos propagandísticos destinados al terror psicológico con el fin de funcionar como inyección letal en el comportamiento de los individuos.
         Actualmente Venezuela se encuentra en una constante guerra, que quizás muchos ignoran, pero para aquellos que estamos en contacto constante con esa realidad que se distorsiona a pasos agigantados es vital tener claro y jamás desconocer que esta lucha algunas veces silenciosa, se ha venido acrecentando dejando como evidencia que hoy en el tablero comunicacional venezolano se debaten “El Poderío Mediático de la Derecha vs La Comunicación Revolucionaria” Este tema quizás muchas personas lo entenderían como un fantasma que nos imaginamos, el cual nos mantiene sumisos en la paranoia, sin embargo a través de los años nos hemos podido dar cuenta de cuán grande es la sed de los medios de comunicación privados y cuán alertas deben estar los medios del sistema nacional de medios públicos venezolanos, he aquí cuando se acciona una controversia psicológica en los usuarios, pues la credibilidad de lo que dichos medios expongan solo será efectiva dependiendo con quien está políticamente identificado tu corazón, lo expuesto por los medios contrarios simplemente será una bazofia que a pesar que contenga informaciones y pruebas fehacientes jamás generaran una conducta antagónica.
         Una de las máximas de la guerra de 4ta generación es que el campo de batalla está en tu cabeza, allí se libra una batalla de percepciones las 24 horas del día siendo ésta estructurada por un ejército de imágenes e informaciones que deliberadamente te venden un producto que deja de ser marketing para convertirse en transformación de conciencias. La realidad comunicacional que hoy presenta Venezuela ha sobrepasado expectativas y esto no es para sentirse orgulloso, puesto que posee sentido negativo y a su vez alimenta y madura a la guerra psicológica que presenciamos a diario como estrategia de desinformación y terror que promueve la conmoción social y desnivela los comportamientos individuales o grupales, siendo presa fácil aquella persona que no reconoce la propaganda negra y escapa de entender que el mayor objetivo de esta guerra de 4ta generación es el control de la conducta social, pues hay suficiente evidencia que comprueba cómo se ha moldeado la conducta de las personas a través de mensajes subliminales en comerciales que, viéndolo desde un punto de vista apolítico siempre se define como un bombardeo mediático que no opera basándose en la inteligencia sino en la psicología, con consignas destinadas a destruir el pensamiento reflexivo y a beneficiar al modelo capitalista.
         Es de gran importancia que por todo el territorio nacional se lleven a cabo foros y debates dirigidos al conocimiento de este extenso tema, foros que promuevan la sustentabilidad del deber ser ante ciertas irregularidades mediáticas y que a su vez se conviertan en mecanismos de defensas. Una prueba indudable de la guerra de 4ta generación y sus efectos fue aquel video llamado “Cuña del carnicero” parte de la agenda setting de los medios privados venezolanos en el  que el mismo se veía a un supuesto funcionario público visitando una carnicería exponiéndole al dueño que esta pasaría a manos del gobierno, tal video generó una reacción en cadena que desconcertó no solo a los sectores opositores sino a quienes apoyaban al Presidente Hugo Chávez para aquel entonces, ese bodrio junto a una campaña sucia sirvió para que no fuese aprobado el referéndum de la reforma el 02 de Diciembre de 2007 quedando reflejado la magnitud de que con tan solo un video se pueden lograr objetivos sin importar si alguien resulta o no perjudicado y a su vez quedando expuesto que los discursos políticos son triviales cuando se sabe como tener el control de las mentes.
         El papel que debemos jugar los jóvenes revolucionarios es ser centinelas preparados para contrarrestar cualquier efecto mediático que atente contra nuestro pueblo, que este destinado a causar pánico en nuestra gente. El pendejismo es un lujo que no podemos darnos y más cuando tenemos sobre nuestros hombros las luchas de hombres y mujeres y sobre todo la confianza de nuestro Cmdt. Hugo Chávez. Es importante prepararnos para debatir con bases, con argumentos sólidos, con testimonios indestructibles para que demos la batalla en cualquier espacio.
         Lo positivo de esta guerra de 4ta generación que llevamos en nuestro país es que ha servido para darle nacimiento a un sinfín de trincheras prestas a defender sus ideales y a su vez ha funcionado como fuente de investigación, de preparación y desarrollo personal en los ámbitos educativo, tecnológico, político e ideológico, creando en un mismo ser a un ciudadano común y un guerrillero comunicacional.

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